martes, 25 de marzo de 2014

Ave, Virgo ! Salve, Mater !

El aire que marcea
con brisa de romero
platea las finas alas
de Gabriel, mensajero,
que trae desde la cúspide
estrellada del cielo
la antigua profecía
vuelta nuevo Evangelio.

Portando una cándida azucena,
dice  -'Ave, de gracia llena,
Dios es contigo, María,
no temas, sin par doncella,
que Dios con gracia te mira
y en ti sus dones recrea,
pues madre serás del Hijo
que en tus vírgenes entrañas
engendrará el Santo Espíritu
con potencia sacrosanta,
un Hijo que salvará
a la humanidad esclava
y reinará eternamente:
Jesús, fruto bendito
de tu inmaculado vientre'.

La Virgen, sencilla, reza
con obsequiosa aquiescencia:
-'Aquí está su humilde sierva,
que su Palabra en mí sea'.

Y un ejercito de ángeles
al cielo con ellos llevan
el 'Ecce Ancilla Dómini'
de la Virgen nazarena
y presentan al Dios Uno
y Trino aquella respuesta
que repara ante el Creador
la desobediencia de Eva.

Canten los ángeles todos
con ecos angelicales
¡Ave, María, Salve Madre!
que para salvar al hombre
el Verbo en ti se ha hecho carne.

Pídele, Virgen Bendita,
de Él y nosotros Madre,
que de su Reino gocemos
y eternamente alabarle.


Ex Voto

+T.


sábado, 22 de marzo de 2014

No todo se ha perdido

Después del impacto del yutube de la monja cabaretera, cuando leí que PP Franciscus saludó a un cura músico y le animó a seguir componiendo, me temí lo peor, imaginando otra escenita como la de la monja-pop, de vergüenza ajena.

Pero nada más lejos de mi temor, puesto que, en este caso, el sacerdote es un compositor de verdad, un músico capaz de crear piezas tan bellamente inspiradas como este Ave María:






Se llama Sergio Moreno Ruiz, es sacerdote andaluz, de la diócesis de Asidonia-Jerez (Jerez de la Frontera). En Zenit le publicaron una entrevista. Y en este blog también cuentan cosas suyas. Se declara admirador de Ennio Morricone, y en su Ave María algunos compases son un bello eco del Ave María que compuso el maestro italiano para la película 'La Misión'. También detecto cierta aproximación a la obra de mi admirado Hilarión Alfeyev, el joven metropolitano ruso.

Dios le dé gracia y Santa Cecilia le mantenga bien inspirado. A ver si remata una carrera como los grandes, para gloria de Dios y bien de la Iglesia.

Aunque, visto el panorama general músico-litúrgico-eclesial me pregunto qué será, si un resto del naufragio o un brote de sana renovación.

Oremus !


+T.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Ite ad Ioseph !


Para honrar la solemnidad del Santo Patriarca, he recordado este cuento josefino que aparece en uno de los relatos breves del Padre Luis Coloma, una narración popular-costumbrista titulada 'Ranoque', ambientada en Andalucía, que recoge un chascarrillo piadoso, del estilo de aquellos que contaban los frailes en las predicaciones de las misiones populares para ilustrar algún punto de doctrina. A mi entender, además de la impronta reconocible de Fernán Caballero, la fuente del p. Coloma bien pudo ser, salvando la procedencia del repertorio popular andaluz, alguna referencia directa, familiar o, más probablemente, conventual, por ese sabor de sencilla y profunda piedad católica (a pesar de algunas piadosas impropiedades), simpáticamente franciscana, o capuchina, que desprende todo el cuentecillo. Lo pongo tal cual, sin tocar la expresión del habla castiza típica de la Andalucía de fines del XVIII y principios del XIX, que el p. Coloma remeda con admirable gracia.

Ecce:

¿Sabe V. -continuó el buen viejo, deseando apartar a la viuda de sus tristes recuerdos-, lo que 'jizo' el Bendito Patriarca un día que su Divina Majestad le negó una gracia?...

-¿Cuento tenemos? -dijo Bautista. De la sierra había V. de ser, tío Ventura, para no ser chilindrinero.

-No es cuento, Bautista, que es sucedido - repuso el viejo -.

Pues vamos al caso, de que le llegó un día la cierta a un devoto de San José, y quiso colarse de rondón por las puertas del cielo. ¿Pero qué había de entrar, si venía too manchado de tinta?... que a la cuenta debía de ser alma de escribano. San Pedro le dio con el postiguillo en los hocicos, y me lo dejó montado en los cuernos de la luna. Pues vamos a que no faltó algún corre-ve-y-dile, que le diera el soplo a San José, y se va el Patriarca incontinenti a su Divina Majestad, a pedirle favor para su devoto. Pero su Divina Majestad le dijo que nones.

-¡Señor, que es mi devoto!

-¿Devoto?... que te encendía a ti media libra de cera, y al diablo todos los colmenares de la sierra.

Pues vamos a que, en estos dares y tomares, de que ha de entrar, que no ha de entrar, San José, que no es rana, y sabe dónde le aprieta el zapato, dice muy sentido, por ver si sacaba raja:

-Pues si mi devoto no entra, yo me voy...

-Vete con Dios -le dijo su Majestad.

San José, que lo que menos pensaba era en tocárselas, se va para la puerta con el sombrero en la mano: vuélvese a la mitad del camino, y dice:

-Pero es que yo no me voy solo... Que, según canta el refrán y también canta la ley, en matrimonio bien avenido, la mujer, junto al marido... Conque lo que es mi mujer, se viene conmigo.

-Pues que se vaya.

San José llama a la Virgen Santísima, le dice que se toque el mantón, y que se vaya para la puerta. Pero su Divina Majestad ni por esas se blandeaba.

-Pues es que si me llevo a mi mujer -dijo entonces el Patriarca-, me llevo también todo lo que es suyo.

-Pues llévatelo.

-Aquí tengo una lista que canta hasta la última hilacha.

Y se pone San José en medio del Cielo, saca un papel de la faltriquera, en que estaba escrita la letanía, y comienza a decir:

-Regina Angelorum... ¿A ver?... Vayan para allá todos los Ángeles.

-Regina Patriarcharum... Vayan todos los Patriarcas.

-Regina Prophetarum... Vayan todos los Profetas.

Y así fue relatando toda la letanía... ¡Compadre! cuando llegó a aquello de Regina Sanctorum Omnium, le dice su Divina Majestad:

-Mira, Pepe, anda fuera, lava bien a tu devoto y mételo dentro... Porque si me empestillo en no dejarlo entrar, me dejas tú, por justicia, solo en el Cielo."

Conque así se las gasta el Santo Patriarca cuando tiene empeño con alguno de sus devotos, a los que nunca priva de su poderoso patrocinio, como que es esposo, con todos sus derechos, de la Reina del Cielo. Y el único varón que en el mundo enseñó con autoridad al Omnisciente y mandó con potestad al Omnipotente.

El Omnipotente que le confió, seguro de su cabal hombría, a su Hijo. Su Hijo que se dormía en el regazo de José, feliz y seguro, acariciado por las manos del carpintero, besado por los castos labios del hombre a quien llamaba 'padre' con la complacencia del Padre.

San José es un misterio dentro del Misterio. Es un sagrario precioso de intimidad, amor, pureza, fidelidad, fortaleza, ternura y gracia. No tiene santo que le haga par, porque sin par fue su historia, su vocación, su ofrenda, su comunión con el Misterio de la Redención.

Todos los días le rezo y pido su intercesión. A la llave del Sagrario le puse una cadenilla con una medalla de San José; cuando abro y cierro el Sagrado Tabernáculo recuerdo al Patriarca, privilegiado entre todos los Santos con ese acceso directo al Corazón de Jesús, de su Niño Jesús.

¡Y al de la Virgen, su esposa!

Ite ad Ioseph!



Letanías de San José

Señor, ten misericordia de nosotros
Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

Santa María, ruega por nosotros.

San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, valentísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.

V.- Le estableció señor de su casa.
R.- Y jefe de toda su hacienda.

Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por Esposo de tu Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén




Ex Voto

+T.

domingo, 16 de marzo de 2014

La Transfiguración, o el pudor de Dios

 
Cuando Moisés pidió al Señor ver su gloria (Ex 33, 18ss; 34, 6ss.), el Señor le concedió esa gran gracia, pero con reservas. Aun sin haber contemplado de frente el rostro del Omnipotente, Moisés quedó marcado por la gloria de Dios, con una faz radiante (Ex 34, 29ss.) que amedrentaba a los israelitas.

La Transfiguración de Cristo se me aparece como un misterio en correlato con el mencionado del Éxodo: Se trata, también, de una teofanía en la que está presente Moisés. ¿Dónde estaba Moisés? El profeta y sacerdote Moisés estaba en el Limbo de los Patriarcas, donde quedaban retenidas las almas de los justos que iban muriendo, en espera de la redención de Cristo. El primer misterio de su Resurrección sería descender a los infiernos y liberar las almas de los justos que esperaban su advenimiento. En la Transfiguración, Moisés es convocado y deja el sheol para contemplar a Cristo glorioso (o, más propiamente, pre-glorificado). En ese momento vio lo que en vida mortal se le ocultó, el rostro de Dios, que ahora le revelaba Jesucristo. En anticipo de la Resurrección, como un preludio de gloria, el antiguo liberador de Israel llevaría a las almas de los justos el evangelio de la inminente redención de Cristo.

Elías comparece siendo otra su situación, puesto que fue arrebatado en vida, quedando su estado envuelto aun en el misterio de su destino profético. También contempla el rostro de Dios revelado en el Hijo, Cristo Jesús. Poner en conexión la Transfiguración con la teofanía de IºRe 19, 9ss. es congruente: El Dios de la suave brisa ante quien Elías temeroso se oculta el rostro, se desvela al profeta que fue inflamado por el celo de Dios.

Mt 17, 1 y Mc 9, 2 precisan que la Transfiguración ocurrió seis días después de la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo y del primer anuncio de la Pasión; Lc 9, 28 dice que fue alrededor de unos ocho días después; también es San Lucas quien dice que Moisés y Elías hablaban con Cristo de su muerte/tránsito en Jerusalén. Cristo les estaba revelando el misterio de su Pasión y Resurrección; evangelizaba, en cierto sentido, al Antiguo Testamento, representado por dos personajes capitales, Moisés y Elías.


Alguna vez me he preguntado por qué esa reserva de la Gloria Divina ante Moisés y Elías, que no vieron su Rostro en el Antiguo Testamento, y por qué sólo tres escogidos entre los Doce Apóstoles fueron los testigos de la Transfiguración del Señor. ¿Por qué ese 'pudor' de Dios?

Es por el mundo, que no es lugar para mostrar la gloria infinita de Dios. Es por el mundo que no entendería esta gloria, confundiéndola con la 'gloria del mundo' que ambicionan los corazones ensoberbecidos de los hombres. Es por el mundo, manchado, execrado por las violencias y pasiones humanas.

Es por el pecado, que impide ver el Rostro de Dios, por el pecado que empaña la visión sobrenatural de los hombres, que no pueden ver a Dios: 'Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios'. Ni Moisés ni Elías ni ninguno de los Patriarcas y Profetas podían ver el Rostro, siendo pecadores, a pesar de ser hombres de Dios. En este sentido, la súplica del Salmo es sumamente ansiosa: 'Tu Rostro buscaré, Señor, no me escondas tu Rostro...' (Sal 26, 8)

Es mayor la gracia del Nuevo Testamento, la gracia de Cristo, que limpia los corazones y abre los ojos para poder ver a Dios hecho hombre. Pero su Sacrosanta Humanidad vela también su gloria, ¿por qué?

Porque Él quiere ser creído y amado no por su gloria, sino por ser quien es. Es el Hijo, "resplandor de la gloria del Padre, impronta de su ser" (Hb 1, 3), que al encarnarse nos revela a Dios en la humildad de la carne puesto que "en Él habita corporalmente la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9)

La gloria que se resiste a revelarse en su potencia, no tiene pudor, sin embargo, revelándose pobre en el pesebre, oculto en Nazaret, humillado en la Pasión, desnudo en el Calvario. El pudor de la gloria, restringida a los testigos de la Transfiguración se desvela, sin reservas, a todos y para todos en la humildad del misterio de Cristo nacido y Cristo crucificado. Quiere ser contemplado, adorado, en la gloria de la pobreza y el dolor, del pesebre y de la Cruz. Para gozar de la visión de su gloria quiere que le creamos y reconozcamos en la humildad de su humanidad.

El relato de la Transfiguración nos conduce a otra escena correlativa, la de la oración y agonía en Getsemaní, el comienzo de la Pasión, con los tres mismos Apóstoles testigos de la Transfiguración, Pedro, Santiago y Juan, que en el Monte de los Olivos verían el rostro sudoroso y sangrante de Cristo, tan distinto de la faz transfigurada del Monte Tabor. Si en la Transfiguración contemplaron el Rostro glorificado de Jesús, en Getsemaní vieron la Faz doliente del Señor, se les reveló cruentamente el misterio de la Pasión del Redentor, orante y agonizante, asumiendo el cáliz de su sacrificio.

Además de Getsemaní, veo otra antítesis de la Transfiguración en la escena del expolio, cuando en el Monte Calvario Cristo es despojado de sus vestiduras y se mostró desnudo al mundo, privado de su gloria, inerme y expuesto a la mirada impura y ofensiva de los pecadores, Aquel ante cuya presencia tiemblan las Potestades angélicas y se encienden en incandescente amor y alabanza los Serafines, se dejó ver en el patetismo de su abandono, vejado y humillado, burlado y blasfemado, como Luz de incólume pureza cercada por la sucia calígine del pecado de los hombres y el mundo.



Incluso un extremo más: El Crucificado en la cumbre del Monte Calvario, entre los dos ladrones, parece una contra-transfiguración, un absurdo de anonadante humildad, la suma ocultación de la gloria divina.

San Pablo en IIªCor. 3, 18, a propósito del rostro velado de Moisés, nos predica este versículo, un precioso corolario del misterio de la Transfiguración:   "...Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es Espíritu."

No se nos ve, pero portamos en resplandor de su gloria. Cuando rezamos, cuando recibimos su Cuerpo en Comunión, cuando practicamos su mandato de caridad, entonces viene a nosotros su gloria, que resplandece interiormente en el alma cristiana en gracia de Dios. Y nos va habilitando, poco a poco, para la Gloria futura: Para verle y gozar de su Gloria eternamente.

Ut videamus facem tuam, Iesu, Dómine!!!


+T.

viernes, 14 de marzo de 2014

Unos ejercicos corrientes

 
Entre los ejercicios habidos en el Vaticano, en los Palacios Apostólicos, y estos otros ejercicios extra-vaticanos hay diferencias evidentes de lugar, de escena, de puesta en escena. Aunque Ravasi no sea cardenal de mi devoción, reconozco el bajón entre él, que dirigió los últimos ejercicios espirituales de Benedicto XVI, el año pasado, y este desconocido cura romano (o no tan desconocido?) que está dirigiendo en estos días los primeros ejercicios cuaresmales de PP Franciscus.

Una de las fotos que se han publicado describe el ambiente de esta nueva versión/formato de los ejercicios de la Curia Vaticana. Ya no vemos al Papa, como vimos a Benedicto, recogido en su sitio, separado y fuera de la vista de los demás circunstantes. Ahora Francisco destaca entre todos los que están, sentado en un banco, rodeado de todos los ejercitantes, quasi unus inter pares si no fuera por la sotana blanca, que le distingue.

Supongo que por comodidad, todos, el Papa el primero (imagino), han aligerado su atuendo. Aparecen sin solideo y sin fajín; algunos hasta van de clergyman, sin ropa talar, de gris, incluso. Por supuesto, con pectoral barato de plata (o plateado), con cadena corta.

He dicho que todos van sin solideo, pero no, en la foto se ven dos solideos entre las cabezas senza zuchetti: Uno, un obispo u arzobispo, que no se ve quién es, en el extremo izquierdo de la foto (apenas se ve una parte del pileolus morado), y en el centro de la imagen, al fondo, entrando (quizá llegara un poco retrasado), el cardenal Leo Burke, con solideo cardenalicio, de sotana (y el pectoral con cadena larga y gancho en medio, me parece distinguir); faja no se ve si lleva.

Algunos prelados miran al frente, arriba, al vacío o al infinito. Otros miran de soslayo. Forman un grupo interesante, digno de comentario anecdótico, quizá, pero significativo, pienso yo.

¿No es 'corte papal'? Dígase que no, para no incordiar al Papa que no quiere corte. Pero se le puede llamar 'camarilla' - salva reverentia - tal cual se llamaba castizamente al grupo cortesano que pululaba en las cámaras próximas a la cámara regia, o en ella misma, por proximidad de afecto, empatía o estrecha vinculación de confianza.

Están de ejercicios. En una capilla más discreta que la estridente capilla de los mosaicos de Rupnik. Estando en ejercicios, entre las meditaciones y los rezos, recogidos y en silencio, recordarán y compararán escenas de otros ejercicios, de los del año pasado, sin ir más lejos (aunque estemos tan lejos del año que pasó).

Compartir casa, horario, capilla, comedor y demás servicios con el Papa ¿es mejor?

En Zenit están publicando unos resúmenes de las meditaciones de Mons. Donati. No me gustan. Son corrientes, del estilo de las que puede uno oír en unos ejercicios clericales corrientes. Ignoro si se ha buscado ese estilo, deliberadamente, según el estilo corriente de la casa, el comedor, las habitaciones y la capilla, todo corriente.

Confieso que cuando me voy de retiro o de ejercicios no busco lo que tengo al alcance cotidiano, sino que deseo algo distinto, de más calidad. Si me explico.

Sencillez es un concepto que algunos pueden confundir con otras cosas que son otra cosa.

Oremos, pues, por el Papa ejercitante y sus acompañantes, para que obtengan gracia y frutos.


+T.

domingo, 9 de marzo de 2014

Que por nosotros fue tentado




La escena de las tentaciones de Cristo en el desierto siempre me ha parecido una de las más imponentes de todo el Evangelio, muy distinta de todas las demás (la he comentado varias veces: 1er. Dom. Cuaresma; Las Tentaciones-1; Las Tentaciones del Hijo; Las Tentaciones-2; Las Tentaciones en el Desierto). La comparecencia de Satanás actuando, tentando, conversando con Cristo, confiere a toda la narración un aire diferente, excepcional, que no se repite en ninguno de los misterios de la vida del Señor. Como recalco cada vez que menciono este pasaje, tiene el especialísimo valor de ser un Evangelio no narrado por testigos externos, apóstoles, discípulos o evangelistas, sino que depende solamente del mismo Cristo, siendo suya la narración de la escena, pues sólo Él pudo contarla a sus discípulos.

El escenario, que es el desierto, se me aparece imponente, fascinante y terrible por su misma indefinición espacial y sus múltiples referencias: La soledad, el anti-paraíso, la exposición, el desierto de los Patriarcas, el desierto del Éxodo, el desierto de la Alianza, el desierto de la Ley, el desierto del maná, el desierto del agua viva, el desierto del pecado, el desierto del castigo, el desierto de los perseverantes, el desierto de los esperanzados, el desierto de los elegidos, el desierto de los resistentes, el desierto de los creyentes, el desierto de los Profetas, el desierto del culto, el desierto de los guiados, el desierto de los tentados...

Se me aparecen sólo dos coordenadas, dos espacios, tangentes en un profundo pero nítido horizonte, el cielo y la tierra, las arenas del suelo y las estrellas del cielo. El Evangelio no dice si las escenas ocurren de día o de noche, con sol o con estrellas; no lo dice. El pasaje sólo tiene personas, voz y un mínimo atrezzo, con muy pocos elementos: piedras presentes y pan sugerido. Tampoco los lugares referidos en las otras dos tentaciones son de descripción pesada o prolija, pues se menciona solamente un punto muy concreto del Templo de Jerusalén, y luego una panorámica general, sumaria, de todo el mundo, reinos y poderes, como una gran telón desplegado en un flash comprimido.

Cristo responde terminante, con palabra dominante, ni filósofo, ni sofista, en absoluto dialogante, soberanamente displicente, divinamente arrogante.

El Demonio tienta sugerente, inteligentemente, conocedor de circunstancias, con fina estrategia, conduciendo la tentación a su clímax, desde el hambre de pan a la dominación del mundo.

Los Ángeles ministrantes que se citan al final parecen haber estado en un palco celeste, presenciando la escena, contenidos, esperando al final para desbordarse al fin en un servicio a Cristo, Dios y Hombre, alimentando solícitos el hambre del hombre y adorando rendidos al Hijo de Dios, que ellos sí conocen, pero que el Ángel Caído no reconoció.

Fue tentado para ser vencedor. Se dejó tentar para vencer al Tentador. Sus tentaciones fueron para nuestra victoria.

En Cuaresma, además de la del Breviario antiguo, me gusta rezar la otra antífona del invitatorio de la Liturgia de las Horas: "Venid, adoremos a Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nostros murió".

Laus Tibi, Christe !!!

n. b. He preferido, en vez de una pintura o un grabado, como otras veces, poner la secuencia de Il Vangelo secondo Matteo, de Pasolini, tan parcamente cuaresmal, bella y sacra. Es curioso cómo, a veces, los pecadores cuentan los Misterios casi tan bien como los Santos, como este extraordinario Pier Paolo Pasolini, evangelista.


+T.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Novedad: Turismo Cuaresmal


Ya sabemos que todo ha ido desvirtuándose paulatinamente, pero, de vez en cuando, nos sorprenden nuevos (o desconocidos) niveles de degradación. Por eso, cuando pasan cosas como estas, por una parte, no nos extraña; por otra parte, nos afecta un inquieto malestar, hondo y conmovente como una saeta, nunca mejor dicho, véase:

El Ayuntamiento de Sevilla promociona en Madrid el turismo de Cuaresma

Desde siempre ha sido Sevilla un foco de atracción para gente con buen gusto. Recuerdo, por ejemplo, a aquella conspicua hija de la Gran Bretaña, Lady Holland, excéntrica proto-romántica, que se hizo quasi-adicta a sahumarse con incienso-blended-typical-Catedral de Sevilla, que, por compromiso, los parientes de Blanco White le mandaban en cajoncitos desde la capital hispalense, para que la lady, sibarita de olfato, lo quemara en su salón londinense. Volutas para la voluptuosidad, en suma, aun no siendo el incienso sevillano perfume de boudoir sino elemento del culto litúrgico católico. Pero los sentidos, tantas veces, no entienden de religión y confunden el medio espiritual y/o sus recursos usándolos como deleite carnal, sea arquitectura, o escultura, o música, u olor, como estoy contando.

Conque valga el caso de la caprichosa Lady Holland para justificar este novedoso lanzamiento-promoción del turismo cuaresmal sevillano.

Digamos, por otra parte, que nuestros propios autóctonos ya consumen, desde muy antiguo, mucho antes de que la Lady Holland se aficionara al incienso catedralicio, estos productos quadragesimales que ahora se publicitan como típicos goces de la Cuaresma según Sevilla, siendo verdad que todos pecamos y hacemos pregones ditirámbicos a las torrijas o dedicamos saetas anacreónticas al bacalao. Y al arroz con leche, las espinacas, las tagarninas, y al más humilde potaje garbancero de Marzo y Abril.

Pero distingamos y digamos que una cosa son los humildes solaces de la despensa parca y contenida de la cuaresma católica andaluza, y otra cosa es inventarse un turismo con eso o a propósito de eso. La distancia entre una cosa y la otra es la que va entre el desmayo de un ayuno de Miércoles de Ceniza que se mantiene con un café por la mañana y con la esperanza de las espinacas, el bacalao y las torrijas que será la colación-cena del día-noche, y el atracón de bares, tapitas, cañas en barra y almuerzo en mantel trajinando dia, medio-día, tarde y noche-medianoche, correteándose, turísticamente, la ronda, el centro y los barrios, con ambiente cofradieril y coartada cuaresmal. Es decir, resumiendo, que es virtud de carnestolendas reconstituirse post-ieiunium con un plato de vigilia, que sabe a gloria; pero es pecado de lesa-cuaresmalidad venirse a Sevilla para practicar un tour-báquico con disfraz morado-inmoral de pseudo-cuaresma.

Digo también, así y todo, que parte de la culpa de este pitorreo la tuvieron (y tienen) los prelados hispalenses que, desde hace medio siglo, cometen el despropósito de dispensar ayunos y abstinencias el Viernes Santo. Un año que el 28-F ('F' de 'fantasma') cayó en Miércoles de Ceniza, también dispensaron. Así, la negligencia frívola de los pastores confunde a las ovejas bobas, llevándolas a la impiedad irreligiosa más banal.

Tiene des-gracia que sigamos vendiéndonos como sitio idóneo para la juerga y el disfrute fino. Tiene más desgracia que promocionemos gustos repugnantes de pijo-señoritos en adobo putrefacto. Tiene suma desgracia que hayamos convertido todo ello en un auténtico 'genero', con tipos humanos, micro-geografías y referentes en trance de cateta mitologización.

Pero la desgracia mayor es corromper lo sacro degenerándolo en profano. Y dejarlo estar. Y consentirlo. Y, al fin, consumirlo también por corrección político-sevillana (algo tan sutil).



Nos indignábamos cuando la piara pesoera se refería a la Semana Santa como un 'valor cultural'. Pero los promotores del turismo cuaresmal no son gente del capullo en el puño, sino peperos impúdicos. Son esos de la foto. El cura sonriente con dientes no sé quién será, no le conozco, faltaría más. A un par de los otros del grupo sí les conozco, qué se le va a hacer, pido disculpas y prometo no hacerlo más. Quédense Uds. con las caras para, si llega el caso, saludar y olvidar, con fina displicencia sevillaní.

Con toda la jeta marmorizada, los filo-cuaresmales pregonan:

"...Desde el Ayuntamiento de Sevilla queremos que estos 40 días que dura la Cuaresma no se queden sólo para los sevillanos, queremos que vengan visitantes a conocer lo que sucede en las calles e iglesias, queremos que los turistas descubran los ritos, sabores y olores de la Cuaresma."

Dicen esto, mezclando calles con iglesias y ritos con sabores-olores, sin la menor consciencia, impúdicos, sin vergüenza católica porque ellos mismos profesan la promiscua religión del montadito ibérico, el aroma de incienso en nariz y la copita de manzanilla en la mano, in saecula saeculorm. Amén-Olé (les responde el coro). Y sigue la liturgia con flamenquito y hasta una 'misa de la alegría' muy pijo-guapa, como extensión de la frontera de la capilla al colmao. ¡Qué bien se está aquí!

Resumiendo, unos pervierten y otros se dejan pervertir.

Nosotros, en cuanto podemos, resistimos. Cada vez nos entienden menos, nos excluyen más y tenemos más difícil poder estar e intervenir.

Tenemos la plaza ocupada y hasta en la procesión hemos perdido el mando: Son otros los que llevan el estandarte, el paso, el palio y la cofradía entera. A lo sumo, si no hacemos mucho ruido, nos dejan ir, con vela o con cruz, en silencio y con la cara tapada. Nada más.

p.s. A punto he estado de decir, para cerrar el articulete, '¡Feliz Cuaresma!', como dicen ya muchos por aquí, aunque Uds. no se lo crean. Doy fe.


+T.

Attende, Dómine...




Attende Domine, et miserere, quia peccavimus tibi.

Ad te Rex summe,
omnium Redemptor,
oculos nostros
sublevamus flentes:
exaudi, Christe,
supplicantum preces.

Attende Domine, et miserere, quia peccavimus tibi.

Dextera Patris,
lapis angularis,
via salutis,
ianua caelestis,
ablue nostri
maculas delicti.

Attende Domine, et miserere, quia peccavimus tibi.

Rogamus, Deus,
tuam maiestatem:
auribus sacris
gemitus exaudi:
crimina nostra
placidus indulge.

Attende Domine, et miserere, quia peccavimus tibi.

Tibi fatemur
crimina admissa:
contrito corde
pandimus occulta:
tua, Redemptor,
pietas ignoscat.

Attende Domine, et miserere, quia peccavimus tibi.

Innocens captus,
nec repugnans ductus;
testibus falsis
pro impiis damnatus
quos redemisti,
tu conserva, Christe.

Attende Domine, et miserere, quia peccavimus tibi.


+T.

lunes, 3 de marzo de 2014

Carnaval Romano

La primera vez que estuve en Venezia hice profesión de veneziano adoptivo, sin intermediarios, en ceremonia privada, ante el altar de Santa Maria Gloriosa dei Frari. Lo único que no me gustó de Venezia fueron las máscaras, unas máscaras amariconadas que vendían por todos sitios. Me dijeron que en Venecia, como en Cádiz o en Rio, todo el año es carnaval.

El carnaval romano no existe. Desapareció con la Roma decimonónica, probablemente, entre Porta Pia y el balcón del Duce en Piazza Venezia. Si existiera hoy, sería una orgía monopolizada por la trupe del arcobaleno y miserias de esas. Si existe (yo nunca lo vi), seguro que habrá más de un clérigo carnavaleando con máscaras de aquellas que venden en Venezia.

A pesar de la modernidad, hay momentos que recuerdan aquellos antiguos tiempos de la Roma Sacra, cuando a un Papa austero y ascético le sucedía un Papa humanista y mecenas, renacentista, o barroco, o filo-ilustrado. En tiempos (¿cuánto hace?...parece que pasó un siglo) del Papa Ratzinger la clerigalla gomorritana parece que se contuvo, velis nolis, por fuerza mayor. Pero ahora, con el nuevo Obispo de Roma que vino del otro mundo, el nuevo mundo, el mundo romano vaticano danza al ritmo del carnaval de Rio, donde todo el mundo vio a los obispos del mundo entero bailando en la playa a ritmo de carnaval. Con más razón ahora, que es tiempo de carnavalear, seguro que muchos monseñores danzan al son de una tammurriata con máscaras venecianas. ¿Y quién es nadie para juzgarles? (sicut dixit, justo en el avión de vuelta de Rio, donde aquel carnaval).

Pero, cuando he visto las máscaras más llamativas del carnaval romano de este año, más que decir que todo el año es carnaval, yo diría, mejor, que en Roma todo el carnaval es concilio, todo el año es concilio, todo se ha vuelto concilio. Y es carnaval.

Quiero decir (y no pretendo que se me entienda) que Kasper se ha puesto la máscara de Kasper. No ha querido máscaras del Lido, sino la suya, la misma del concilio que fue, pero con todos lo años que hace ya del concilio, que nunca, de verdad, se ha ido. Kasper lo sabe, porque es de los mantenedores del perpetumm móbile concilarista, un guerrillero vaticanosecundista que no ha entregado las armas, y sigue. Por eso su careta es la de Kasper, mismamente, en una redundancia de sí mismo y su causa.


Cuando sale a las calles, en Piazza, Kasper enmascarado de Kasper interpreta su pantomima pastoral, muy bien ensayada. Los otros del caranaval, los que bailaron en Rio, aplauden y ríen y aprueban y dicen que sí porque han almorzado en Santa Marta y en la sobremesa, entre el austero minestrone, dopo la pasta y el osobucco, en el postre, con el café, todo barato, se han aprendido los nuevos verbos y ya saben conjugar el misericordiear y otros neologismos. Prodigios de glosolalia,

Es carnaval, pleno y constante carnaval. Ya pasó la época en que nos consolábamos de los desmanes del tiempo de Pablo VI apostillando que publicó la Humanae Vitae. Tampoco estamos ya en los días de Juan Pablo 2º, cuando a las quejas por los excesos juanpablistas alegábamos enrocándonos con la Familiaris Consortio y el Instituto para la Familia que fundó. Ya no. Ahora es carnaval y la máscara de Kasper baila el vals del perpetuum aggiornamento ý tocan la melodía del espíritu vaticanosegundero, esa copla que vuelve, que ha vuelto como una conga de Jalisco que serpentea con todos bailando detrás, los bailarines de Rio y todos, todos, todos bailan.

Como en un cuadro de máscaras de Solana, resulta patético ver al Kasper octogenario sonreir enseñando los dientes de viejo, rejuvenecido porque cincuenta años después está ganando una batalla pendiente que hace 50 años no ganaron los suyos.

Parece cosa de excesos de carnaval. Lo malo es que no es no es una carnavalada, sino que es la realidad y está pasando.

O dígase, si se prefiere, que ese carnaval es - ¡¡ay!! -  la verdad.

+T.

sábado, 1 de marzo de 2014

Peregrinaje promiscuo

El presentimiento que tuve a propósito de ese comité tri-religioso contra-supernatura, se me ha confirmado pocas horas después de decir que era mejor no saber lo que les dijo PP Franciscus, porque así nos ahorrábamos el sofocón. Y he aquí que el sofocón esperaba a estallarnos desfachatadamente, sin pudor: PP Franciscus hará su peregrinación a los Santos Lugares en promiscua liga, acompañado por un judío y un mahometano. Aquí la noticia.

Dicen que dijo que él sólo no viajaba, que si iba iría acompañado:
"El Papa - indicó Schlosser (el rabino)- agradeció este tipo de gestión, nos dijo que tiene mucha esperanza en el viaje a Medio Oriente pero que no va a ir solo, sino acompañado por un musulmán y un judío: 'Me van a acompañar un musulmán y un judío, solo no voy', nos dijo”. "
Surgen, pues, mil y una preguntas, dudas, cuestiones. Desde si las visitas serán trifásicas, en igualitaria proporción, o de si el papamóvil llevará tres plazas, hasta si veremos a PP Franciscus entonar un alarido de almuédano en lo alto de un minarete, o si se echará por los hombros un talit y soplará un cuerno en el Muro de las Lamentaciones. Todo son incógnitas al respecto. Todo es expectación.

Las escenas, las imágenes, pueden alcanzar niveles traumáticos hasta ahora no registrados en el medidor de despropósitos católicos, comparables a lo de Asís.

Oremus plus.

+T.